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Infraestructura

El arranque de la A-12 se librará de otro trámite ambiental

El tramo Burgos-Ibeas se enfrenta a un retraso notable por la rescisión de las obras paradas en 2017, pero al menos no tendrá que superar un proceso que puede alargarse otros dos años

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El corredor del Camino de Santiago en la mitad oriental sigue siendo el principal déficit viario de la provincia, junto con la falta de una autovía a Cantabria. – Foto: Miguel Ángel Valdivielso

La rescisión del contrato que todavía vincula al Ministerio de Transportes con la empresa que debía ejecutar el primer tramo de la futura autovía A-12 va para largo. El Burgos-Ibeas de Juarros, donde apenas se movieron unos metros de tierras antes de que las obras quedasen paradas, necesitará varios años para retomarse, ejecutarse e inaugurarse, pero al menos se librará de un nuevo trámite medioambiental. 

Así lo explican desde el Ministerio que dirige José Luis Ábalos a preguntas formuladas por este periódico. En concreto apuntan que para este primer tramo «no será necesaria tramitación ambiental ya que la declaración de impacto ambiental, que avala el proyecto original, no caduca una vez que las obras ya comenzaron».

A principios de año conocimos que después de tres años de parón el Gobierno se había decidido a emprender la rescisión del contrato con la UTE adjudicataria del Burgos-Ibeas de Juarros. Este procedimiento «incluye en su tramitación la audiencia a la UTE contratista», tal y como apuntan desde Transportes. «Una vez se haya formalizado la resolución, el Ministerio licitará los servicios para la redacción de un proyecto de terminación que permita en su momento volver a licitar las obras pendientes», añaden.

Este proyecto de terminación tendrá como finalidad «definir las obras que han quedado pendientes de ejecutar y poder, en base al mismo, licitar su ejecución». Para elaborarlo se tomará como referencia el proyecto de construcción original, «los documentos que definan el estado de las obras ejecutadas y las actualizaciones que sean pertinentes para tener en cuenta la normativa vigente o cualquier otro condicionante detectado durante la ejecución de las obras».

Es decir, tal y como reconocieron desde un primer momento los responsables ministeriales, el proceso va para muy largo. Pero podría ser aún peor, porque de ser necesaria una nueva declaración de impacto ambiental se añadirían entre dos y tres años de trámites extras a todo el retraso ya acumulado.

El arranque de la futura autovía A-12, de apenas 10 kilómetros de longitud, comenzó a ejecutarse de forma muy tímida a finales de 2017 pero rápidamente, tras unas pocas semanas, los trabajos se pararon. Desde el principio quedó claro que se trataba de un enfrentamiento económico entre las empresas adjudicatarias (Joca y Ocide) y el Ministerio, puesto que el tramo había presupuestado en 80 millones de euros pero fue contratado por solo 45. Eran tiempos en que las grandes constructoras tiraban los precios después de varios años sin trabajos o con fuertes recortes en la obra pública, pero no se consideró una baja temeraria y fue aceptada.

Durante tres años parecía que el camino sería la renegociación del coste del tramo y la búsqueda de un acuerdo que permitiese desbloquear la ejecución, pero finalmente se ha optado por la ruptura del contrato y esto supone prácticamente volver a empezar.

El resto de proyectos. No solo habrá que elaborar un nuevo proyecto, el que ahora se denomina «de terminación», sino que después habrá que sacarlo de nuevo a concurso, esperar que no haya problemas y ejecutarlo. Entretanto, en el resto de la futura autovía A-12 que conectará Burgos y Logroño solo hay un tramo en obras, precisamente el que hace frontera entre Castilla y León y La Rioja.

El resto, que servirán para superar la dificultad orográfica de La Pedraja y las travesías de Belorado o Villafranca Montes de Oca, siguen en fase de proyecto y con cantidades pírricas en los Presupuestos Generales del Estado que no hacen prever su pronta licitación y mucho menos construcción.

Fuente: Diario de Burgos H.J. – lunes, 8 de marzo de 2021

Una depuradora para Cardeñajimeno, Ibeas y Castrillo

La construcción de una sola estación para los tres municipios sería la opción más económica. Somacyl presenta la próxima semana un informe con varios presupuestos y viabilidad técnica

Castrillo del Val cuenta con dos depuradoras obsoletas para sus zonas residenciales, como la que trata las aguas de Tomillares -foto-, pero no para el pueblo. – Foto: Luis López Araico

Los municipios colindantes de Cardeñajimeno, Ibeas de Juarros y Castrillo del Val comparten un mismo problema, el de la depuración de sus aguas residuales, con infraestructuras obsoletas que no responde ya a las necesidades que las tres poblaciones demandan en función de su población y de la sostenibilidad ambiental. 

Las tres corporaciones vienen planteando desde hace décadas a la Junta la necesidad de construir una depuradora en sus municipios, más apremiante cada año, y más factible ahora gracias al convenio firmado entre la administración regional y la Diputación Provincial.

Además de la opción individual, en estos momentos se plantean otras que están sobre la mesa y en las que la Sociedad Pública de Infraestructuras y Medio Ambiente (Somacyl), dependiente de la Junta de Castilla y León, trabaja junto a los tres responsables municipales. De hecho, ayer mantuvieron una nueva reunión los regidores de los tres pueblos con responsables técnicos de la entidad regional para ir avanzando en las distintas posibilidades, bien plantear tres depuradoras, una para las localidades de Ibeas y Castrillo o bien una más dimensionada que depure las aguas residuales de los tres núcleos de población vecinos.

Somacyl ya está haciendo números y estudiando la más viable de las soluciones, pero en todo caso, explican los alcaldes de Ibeas de Juarros y Castrillo, la solución depende de la decisión de los tres ayuntamientos. 

En este sentido, de optar por hacer una única instalación con capacidad para tratar las aguas de una población total en torno a los 4.500 habitantes, la infraestructura tendría que ubicarse en el término de Cardeñajimeno al ser la localidad situada más aguas abajo de las tres y que técnicamente es más viable. El Consistorio contaría con una parcela para ese uso en suelo de la junta vecinal de San Medel, donde se levantaría y desde donde se harían las conexiones a las otras dos localidades.

Esta parece la solución económicamente más asequible, al disminuir los costes respecto a construir dos o tres estaciones depuradoras. De materializarse, también sería el municipio de Cardeñajimeno y, sobre todo la pedanía, quienes sufrirían los inconvenientes que conlleva una estación de estas características, como es el tema de los olores, más intensos si la planta es de mayor envergadura y trata aguas residuales de varios núcleos.

En este sentido, los alcaldes de Ibeas y Castrillo, José Ignacio Colina y Jorge Mínguez, respectivamente, creen que «la pelota está en manos del Ayuntamiento de Cardeñajimeno». En sus casos también cuentan con terrenos que pondrían a disposición de la Junta. Los dos regidores no se definen en este momento sobre la ubicación, pero sí dicen que lo que necesitan es que se haga las depuradoras ya, tres, dos o una. 

En el caso de optar por dos, una propia para Cardeñajimeno y otra común para Ibeas y Castrillo del Val, ésta última tendría que instalarse en el término de Castrillo, por la misma razón, está aguas abajo de Ibeas. Mínguez también dispone de terrenos para ubicarla. Éste recuerda que lleva décadas con el problema de la depuración de las aguas y que lo que no quiere es volver a perder «otro tren» como hace años cuando se planteó un emisario para entroncar con la Edar de Burgos pero que echó atrás el Ministerio de Agricultura con un informe medioambiental negativo, «y se perdieron 7 millones de euros», por eso pide que «la solución sea la que tenga que ser, pero hágase ya». Mínguez recuerda que Castrillo pueblo no tiene esa infraestructura y que hay dos obsoletas que depuran las aguas de las tres urbanizaciones, Tomillares I, Tomillares II y Los Molinos.

María del Carmen Montes, alcaldesa de Cardeñajimeno, asegura que en principio no tienen problema porque se haga una sola en San Medel, porque se ahorrarían costes, pero en todo caso, explica que el Consistorio también es partidario de optar por la solución que sea más rápida. En su caso tienen una instalación en la propia pedanía, pero «es viaja y se ha quedado obsoleta», reconoce. 

Los responsables de Somacyl se han comprometido a remitir la próxima semana el informe con el coste que cada una de las opciones de ubicación supondrá y los pros y contras de cada una de ellas. Será a partir de ese momento cuando los responsables de los tres ayuntamientos se vuelvan a sentar para tomar una decisión. 

Fuente: Diario de Burgos – I.P. – sábado, 23 de enero de 2021

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